- Divino Niño Jesús, amo bendito y solicito de mi alma y mi corazón, dulce fiel y adorado niño, vengo a ti en busca de consuelo y esperanza, colmado de humildad buscando misericordia, pido de ti que brindes tus bondades y derrames en abundancia y prosperidad, tanto para mí como para aquellos que te tienen devoción.
- Que con tus bracitos abiertos llenos de amor y generosidad, colmes en mi vida tu bendición.
- Niño bendito salvador de los afligidos has tu morada en nuestro corazón líbranos de todo aquello que nos hace mal, y guíame para ser semejante a ti cada día, hazme merecedor de tu gracia y sabiduría cada día, y digno de dios y de ti frente a los hombres.
- Prometo para ti amarte, y honrarte y amarte con toda mi alma cada día mi adorado Divino Niño Jesús.
- Danos tu bendición, escucha nuestras plegarias, ayúdanos en nuestras penurias y danos consuelo en el corazón Divino Niño Jesús. Amen
Oración Al Divino Niño Jesús
«Oh Divino Niño Jesús, luz y esperanza de nuestros corazones, en este momento nos acercamos a Ti con humildad y gratitud. Tú, que conoces nuestros anhelos más profundos y nuestras alegrías más sinceras, escucha nuestras peticiones con tu amor infinito.
Concédenos, oh Divino Niño Jesús, la fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida con fe y esperanza. Guíanos en cada paso que damos, ilumina nuestras mentes con tu sabiduría divina y fortalece nuestros corazones con tu amor inagotable.
Encomendamos a Tu divina bondad nuestras preocupaciones y necesidades [menciona tus peticiones específicas si deseas]. Concede, según Tu voluntad divina, las bendiciones que tanto necesitamos para nuestro bienestar físico, emocional y espiritual.
Que Tu amor y compasión sean el bálsamo que cure nuestras heridas, que Tu paz inunde nuestros hogares y que Tu gracia nos guíe hacia la plenitud de vida que Tú deseas para cada uno de nosotros.
Divino Niño Jesús, confiamos en Tu poderosa intercesión y en Tu infinita misericordia. Que nuestra fe en Ti crezca cada día y que podamos reflejar Tu amor en nuestras acciones y en nuestra relación con los demás.
Gracias, Divino Niño Jesús, por escuchar nuestras oraciones y por estar siempre presente en nuestras vidas. Amén.»